La empresa Diageo, una compañía de bebidas premium de carácter internacional que cuenta con un amplio portafolio de bebidas alcohólicas.
La agencia londinense Bloom ha sido la encargada de esta actualización del icono. Según la agencia “Hemos creado la nueva expresión de este símbolo internacional del progreso, añadiendo carácter, pero a su vez manteniendo el reconocimiento. Nuestro diseño fue inspirado por el carisma imperecedero, el encanto y la elegancia del dandy. Trabajamos con el ilustrador Gary Redford, cuyo estilo atemporal se ajusta perfectamente a la marca.
El detalle en la realización pone de manifiesto la personalidad magnética de este histórico icono”.
No cabe duda de que Bloom ha conseguido el objetivo que se había marcado. El nuevo Johnnie Walker se identifica claramente con sus predecesores, no perdiendo su característica iconicidad, pero a su vez los nuevos detalles introducidos le dan un carácter más próximo, más humano. Incluso simpático, sin perder la clase. Los detalles en la ropa o la evolución en el rostro muestran a un nuevo Johnnie Walker más atractivo y elegante –sobretodo si lo comparamos con el primero que tiene incluso cierta retirada a Rowan Atkinson– introduciendo el gesto en la mejilla que muestra una cierta sonrisa.
Además ahora la mano izquierda agarra el sombrero en el típico gesto que los caballeros hacían para saludar, cosa que transmite una cierta idea de complicidad. Cabe decir que el salto entre el símbolo de 1996 y el anterior fue un cambio realmente transgresor y atrevido. Pasar de una ilustración a un símbolo con un toque abstracto desnaturalizando al personaje.
En este sentido es comprensible este paso atrás –y no lo digo en sentido negativo– buscando un mayor reconocimiento del personaje y su carácter, sin perder el tono de ilustración de trazo abierto donde nuestro ojo y nuestra mente son capaces de completar los detalles que faltan.
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